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UN CUARTO DE CUERDA POÉTICA

lunes, diciembre 18, 2006

DECADENCIA (CUASIALEGORÍA)

DECADENCIA
----(CUASIALEGORÍA)----
(ITERACIÓN REDUNDANTE AUTO-REFERENTE)
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INTRODUCCIÓN
Según atestiguaron los antiguos, la prudencia es de todas las virtudes la mayor.
La mayor de las virtudes, según nuestros ancestros promulgaron antes.
Antes, mucho antes que nos pervirtieran la conciencia Fe, Esperanza y Caridad (tres hermanas de Ternura y Voluntad que prostituyeron por milenios unos cuantos abusivos).
Nada nuevo.
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LOS AMANTES DE LA ETERNIDAD
Los amantes de la eternidad, por definición estaban locos.
Hablaban del presente en pasado, a este último decían “mañana” y al futuro “ahora”.
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Con respecto de la mayoría, según acuerdos de los cuerdos,
estaban fuera de la media.
A la hora de sacar promedios se iban al extremo
en la campana del comportamiento.
Al nonagésimonono percentil de la Gaussiana. Eran los excéntricos.
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A medida que se hundieron en su tiempo
se hicieron más y más propensos
a dárselas de cultos y a presumir de cautos (memoristas necios).
Les gustaba interpretar a Vida, comprobar con teodolito sincronías
y leer señales en pequeñas variaciones de matices de colores
o en los acentos disonantes de un disco de acetato.
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Eran capaces de perder el sueño por especular
si la posición de un punto dentro de un texto
era casual, de necesidad o desviación intencional.
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En un teatro chino, aunque no entendieran jota,
con un segundo de interpretación por diez de representación
traducían inferencias de relación inverosímil que, en su demencia,
daban por cierta evidencia.
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No realizaban que apostrofar imperativos
a los subjuntivos no permuta a indicativos.
Confundían el gestalt con realidad.
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Estos incansables buscadores de espejismos
considerarán como forma lícita de ganarse o vivir el paraíso
el gastar las noches en tejer infernales cuadros laberíntico-lingüísticos
y lanzarlos desde torres de marfil, como hojas otoñales, sobre los demás mortales.
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Utilizando tortuosos mecanismos
decodificarán improbables simbolismos,
dedicarán sus días a pescar galimatías esparcidos por otros soñadores.
Siguiendo impensables métodos de búsqueda o por puro azar
investigarán pruebas y argumentos
en publicaciones antiguas y contemporáneas, para luego refutarlas.
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Se entregarán a complicados ejercicios
eisegéticos,
aplicados, por ejemplo, a supuestas cartas de mitológicos amantes.
Quiméricos amantes misteriosos complementos de sus fiebres
que, de existir a su alcance y en su edad,
tendrían que estar alucinados por igual.
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Llegarán a pretender mantener uno que otro intercambio epistolar
enmarañando intrincadas figuras literarias como sierpes de algodón
(que se fingen dulces, no nos dicen nada,
envenenan y hacen pesada digestión)
mencionando referencias "muy precisas"
a cualquiera de las innumerables citas
con que abarrotan sus cabezas.
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Se darán incluso casos, maravilla tan absurda que habría que arrancarse los cabellos,
de que algunos se comprendan. Desenlace negaentrópico de cadenas jeroglíficas
productos de demencias colectivas ramificadas a la náusea.
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Podría suceder que intercalados entre gongorismos, preciosismos y otras manifestaciones de “arte rococó”, en un texto como éste:
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-Si tú dejaras de investigar mi máscara y esperaras a que ella sola su faz te presentara para magnánima acogerla bajo tus fuertes alas. Y si mi musa ascendiera a la esfera de la luna y me bañara con su numen ebria de riesgo por perder el alma; entonces en lo profundo de esta noche ardiera la dicha desplegando sin pudor las imágenes que pueblan mi universo para alimentar el intercambio con tu pluma y nuestro amor fraterno. Bebería sabiduría de tus versos y confiaría en que en lugar de ensalzar inútilmente hicieras crítica real, ácida y sincera, de que me alimentar. Porque tú eres fuerza, prudencia y maestría
y yo simple tunante aspirante de juglar
-
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Podría ser, decía, que alguno de estos amantes leyera intercaladas las detalladas cláusulas de una petición o como dicen los banqueros, carta de intención, para abrir de par en par las puertas de un alma consumida por sus propias brasas, pasando allende lo profundo de la nada. Hasta podría ser que se sienta complacida en tanto escribiera respuestas sencillas y directas o igual de complicadas.
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Podría ser.
Así sea.
¡Será!
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CONCLUSIÓN
A pesar de las minuciosas tramas de sus letras
los amantes de la vida son aficionados,
tejedores de invenciones poco menos que inocentes,
comparados con los negadores de la misma.
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Los negadores eran los Ulises verdaderos.
Se encubrían con retóricas claras y elegantes,
con filosofías diseñadas a medida,
tecnocracias y alambicadas demagogias.
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Estos ilusionistas natos, magos y escapistas de conciencia inexpugnable,
cometían los hechos más brutales desde impenetrables escondites,
con fundamento en legislaciones rebuscadas,
motivados según ellos por principios elevados,
sustentados en mitades de verdades o mentiras repetidas
y ejecutándolos en tiempo y forma
con fría y oportuna, eficiencia y eficacia.
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Las desorbitadas secuencias de teorías, hipótesis y demostraciones, tesis, antítesis,
síntesis, axiomas, inducciones, deducciones, empirismos, silogismos, paradojas
y demás aberraciones especulativas, charlatanas o lógico formales
que construían los amantes,
constituían para los negadores veleidosos ideales o blasfemias,
como conviniera querer justificar,
y se traducían en, también desorbitados, histrionismos discursivos
y en despiadado pragmático-utilitarismo a la hora de la acción.
De nuevo, nada nuevo.
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P.D.
Perdón por la ironía y el vestido
con que se revisten burdamente los excesos del deseo inveterado
de amor, cobijo, inspiración, enseñanza y comprensión.
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Toda esta mezcolanza habrá tenido algún sentido
si le arrancó siquiera una sonrisa de la boca a un amante de la vida.
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Subid el texto a la torre.
Ya está listo.
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lunar phases